¿Cual es el peor momento de tu vida? ¿Eres capaz de recordarlo? ¿Se ha quedado grabado en tu memoria a fuego, y crees que es insuperable? Yo hasta hace unos minutos tenía ese horrible recuerdo guardado en mi mente, pero recientemente ha sido superado por 3/4 de hora de agonía. Espantoso. Horrible.
¿Y qué ha pasado? Pues que he tenido que asistir al funeral de la madre de un amigo. Hasta ahí, bien. Ya sabemos qué es un funeral, mi amigo estaba razonablemente traumatizado (asumido, pues su madre llevaba unos años muy mal) y yo iba porque realmente aprecio a mi amigo, y a su madre, que solía reñirme por andar en moto. Hasta aquí nada que recordar.
Peeeeroooo… Siempre hay un pero. De camino a la iglesia, advertencia: a esta misa va la señora X, me dicen mi madre y mi abuela (asiduas a esa iglesia a esa hora), coñazo impresionante de señora, y hay que evitar que nos vea. Así que atenta, y que no te pille a ti, ni a nosotras. Si te pilla, allá te las compongas. Bien. Voy a misa en estado de alerta, como cuando trabajaba de segurata. No es lo más indicado para un funeral, pero puede valer. Saludo a mi amigo, dos besos, cruce de palabras… Y veo a la señora entrar en la iglesia. Tomo nota de la entrada, y de la posible ubicación de ella según la entrada elegida. Y sigo dando el pésame como si nada. Primera misión cumplida. Objetivo localizado, no perder de vista, seguimiento a distancia… Llámenlo como les dé la gana.
Entramos en la iglesia, y tal y como había calculado, la señora X estaba donde me imaginaba… Y donde habitualmente se suele sentar, según me habían dicho mi madre y abuela. Nos sentamos en otra zona, sin darle más vueltas al tema, porque como era un funeral y nos había visto hablando con la familia (y estábamos en los primeros bancos) era poco probable que se acercase. Entonces da comienzo la misa. Y la tortura de 3/4 de hora.
En ese momento oigo por detrás lo siguiente:
-Tcha, tcha, tcha, tcha, tchaaaa, tchatchatchattcha. TTTTTCCHCHCHCCHHCHCHCHAAAAA!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡AMEN!!!!!!!
Lo juro, señores. A grito pelado, y a un ritmo de diez tchas al segundo. Mi cara se queda como de máscara de cera. Luego mi madre me preguntó a ver si tanto la conocía que parecía realmente afectada. Discretamente, giro el cuello (o sea, como la niña del exorcista pero a cámara lenta) y me encuentro con un filipino con la envergadura de un luchador de sumo, y obviamente trastornado de la cabeza. Retorno la cabeza a su sitio, conservo la máscara pétrea, y disfruto de una misa tcha. El culmen de lo grotesco llega cuando se pone a cantar. Una potencia de voz que hace que un cantante de ópera como Pavarotti parezca un gato afónico. Y la afinación correspondía a la de dicho gato afónico, por desgracia. Eso si, no sabía qué coño se cantaba en la iglesia ni de broma, porque la letra era Tcha (bis al infinito) y amén. Y la música, según oía por detrás, podía ser tranquilamente el "God save de queen" versión Syd Vicious. Pero creo que la iglesia no ha evolucionado tanto, así que me limito a aguantar con mi máscara.
Hasta aquí todo hubiese sido correcto, si no se me hubiera ocurrido mirar a mi abuela. En ese momento, en tercera fila de la iglesia, con un cura al que no oigo, mi amigo dos bancos adelante, en el funeral de su madre; veo a mi abuela tapándose las orejas con las dos manos, sin disimulo, y poniéndose un pañuelo a modo de pantalla. Ahí la máscara se me ha caído, y me he tenido que llevar las dos manos a la cara y tapármela, mientras recomponía el gesto porque estaba meándome de risa. Pero, suerte que tiene una, el cura debía estar en ese momento diciendo lo maja que había sido la madre de mi amigo, y la gente se ha pensado que me había echado a llorar, y me han dado unas palmaditas en la espalda. Consolándome. Incluso me ha parecido oir unos tchatchatcha lastimeros, que intentaban consolarme. Y así hasta el final de la misa, añadiendo algunos esporádicos momentos que mi abuela se quitaba una mano del oído más alejado del filipino para coger el pañuelo y quitarse las gotas de sudor. Porque alguien ha tenido la feliz idea de decirle al pobre chaval que no chillase, y el efecto ha sido exactamente el contrario del deseado. 3/4 de hora así, con un momento de agobio extremo, al volver el chaval de la comunión, que se ha puesto a hablar con Dios en su idioma, de rodillas y apoyado en el respaldo de mi banco, a 3 cm de mi oreja… Y a otros 2 de la de mi abuela, con lo que ella ha empezado a empujar a los del banco hasta que se han quedado todos apuchurrados en una esquina.
Y termina la misa, voy a darle un par de besos a mi amigo de despedida, y me encuentro con que mi madre y mi abuela salen despreocupadamente de misa… Así que, a todo correr, las organizo: una por una puerta, otra en el centro, y otra a la otra puerta. Controlar la salida, y ver qué hace la señora X. Y la señora X fuera, mirando hacia la puerta que yo había elegido, esperando a ver si el pésame iba a ser corto o no. Retorno al interior, convoco a la familia esquivando al filipino que protesta ante el atropello con un sonoro Tcha!!, y les digo que pa´dentro. Dos padrenuestros, un avemaría, y a salir. Nadie a la vista, cambio de recorrido (ante las protestas de las otras dos, que no suelen tomarte tantas precauciones, pero claro, así se han visto cazadas más de una vez). Y finalmente fuera del templo, lejos de mi amigo y la family de él, y por fin con libertad, (después de saludar a una amiga que pasaba por allí, y que creo que ha flipao cuando le he dicho que salía de un funeral con una sonrisa tan radiante) he empezado a reírme hasta que me han dolido las costillas, los abdominales, y las piernas. Y es que soy pésima para aguantarme la risa, y no quería salir de la iglesia, por respeto y por no tener que explicarme ante mi amigo luego…
Horrible, señores. No se lo deseo a nadie. Eso si, prometo ir el domingo que viene a misa e intentar grabar al filipino. No por maldad, no me malinterpreten. Me ha parecido genial que el chaval alcance la paz en la iglesia. Pero es que realmente era divertido oírle, y sentir las caras de los de alrededor… Eso si, voy con velo de musulmana, porque me niego a estar otros 3/4 de hora en una iglesia sufriendo.